“Los
tras avisos”:
Sara Gómez
Marta
era una niña de 9 años que vivía en Madrid con sus padres y su
hermana.
Un día,
Marta fue con sus tíos al cementerio. Allí vio muchas lápidas de
gente joven y anciana descansando en el otro mundo. Al salir de allí,
Marta escuchó lamentos, pero no echó mucha cuenta en ellos,
convencida de que eran alucinaciones auditivas provocadas por el
sueño.
Pero pasó
una semana y los lamentos regresaban a los oídos de Marta cada
noche. Y venían acompañados de oscuras sombras que aparecían tras
la ventana. Marta contó los hechos a sus padre, quienes no prestaron
atención al tema.
Un mes
después, la niña ya no se interesaba por esa situación tan extraña
y ya no prestaba atención a los gemidos y lamentos que había estado
escuchando durante semanas.
Por
aquellas fechas, un terremoto arrasó la zona y y aquella familia se
trasladó al norte del país.
Una vez
en aquella zona, Marta empezó una nueva vida.
Pasó un
año y llegó el día en el que Marta debía empezar a prepararlo
todo para celebrar una fiesta el día de su cumpleaños.
Cuando
llegó ese día, Marta disfrutó mucho junto a su familia y sus
nuevos amigos, los que había conocido al llegar nueva a la escuela
de aquel país. Esa tarde, en la fiesta todos se lo pasaron muy bien.
La fiesta
acabó agradablemente sobre las doce de la noche. Esa fue la hora en
la que Marta se fue a dormir. Estaba muy contenta y estaba segura de
que pasaría una buena noche. Pero no fue así, ya que escuchó
golpes en la cocina y fue a ver que pasaba. Pensó que a su hermana
pequeña le habría entrado hambre y habría ido a comer algo. Pero
no era ella porque al llegar a la cocina encontró la puerta
cerrada... Cuando fue a abrirla, escuchó una voz que le ordenaba que
entrara. A Marta le entró miedo y no hizo caso a la orden. Siguió
ignorando las voces y solo contó esto a su hermana, quien quedó
impresionada.
Pasaron
los años y Marta iba a cumplir catorce años. Ese día disfrutó
mucho. Su fiesta de cumpleaños acabó a las diez de la noche. Esa
fue la hora en la que Marta fue a dormir. Temía que ocurriera lo
mismo que hacía cuatro años, por eso estuvo pendiente de cualquier
ruido. Pero no oyó nada. Empezó a despreocuparse y en ese mismo
instante, Marta vio una sombra a través de la ventana. Al mirarla,
la niña no pudo controlarse; estaba poseída. Esta posesión la
obligó a salir a la calle siguiendo a la sombra que se dirigía al
cementerio.
Más
tarde, la hermana de Marta, Laura, se despertó y fue a la habitación
de su hermana. Se sorprendió al ver que su hermana no estaba pero
justo en ese momento voló desde la ventana hacía ella una nota que
decía que su hermana había tenido tres oportunidades para descubrir
que debía ayudar a los espíritus: el primer aviso fue cuando fue al
cementerio; el segundo, cuando escuchó esos ruidos por la noche; y
el tercero, cuando cumplió diez años. La nota decía también que
el hecho de que Marta no prestara atención a los extraños hechos
que sucedieron, enfureció tanto a los espíritus, que se la llevaron
al otro mundo.
Al acabar
de leer la nota, Laura se sorprendió y leyó la parte de atrás .
Ponía en letras mayúsculas: “Eres la siguiente...”